La tensión aumenta en la frontera entre Ucrania y Rusia, donde se han emplazado miles de soldados rusos. Los presidentes de EE.UU. y Rusia, Joe Biden y Vladimir Putin, hablarán al respecto en una videoconferencia.
Las videoconferencias se han vuelto rutina en estos tiempos de pandemia, pero no entre Vladimir Putin y Joe Biden. Las expectativas en la esfera política son grandes.
Esta videoconferencia estaba programada desde hace tiempo. Ambos presidentes habían convenido, en Ginebra, en revisar después de medio año sus acuerdos sobre estabilidad estratégica y ciberseguridad. Pero la situación en torno a Ucrania probablemente relegue todo lo demás a segundo plano. Occidente está preocupado por el emplazamiento de tropas rusas en la frontera ucraniana.
Instrumento de presión de Putin
En forma similar a lo ocurrido en la primavera boreal, el jefe del Kremlin envió tropas a la frontera con Ucrania en los días previos a su conferencia con Biden. “Esto es muy peligroso”, dijo a DW la antigua diplomática estadounidense Rose Gottemoeller, experta en desarme y gran conocedora de Rusia que, hasta 2019, fue también subsecretaria general de la OTAN.
A su juicio, independientemente de las intenciones de Putin, la posibilidad de que se produzca una crisis es muy real. En cuanto a la cumbre virtual, considera, sin embargo, que Biden está en ventaja. “Putin necesita mucho este encuentro”, afirma Gottemoeller.
“Las tensiones en torno a Ucrania incrementan la importancia de Rusia para la política estadounidense, que actualmente se ocupa más de China”, opina por otra parte Andrei Kortunov, director del centro de análisis Consejo Ruso de Relaciones Exteriores (RSMD). En su opinión, también aumenta así la disposición al diálogo. Sin embargo, puntualiza que “no hay garantías de un desenlace favorable de la conversación entre Putin y Biden”.
Garantías contra una ampliación de la OTAN
A fin de cuentas, ¿qué quiere Putin? Según Kortunov, el envío de tropas obedece a un intento de disuadir a Ucrania de reconquistar militarmente las regiones separatistas. Kiev, sin embargo, niega tener semejantes planes. Por otra parte, el apoyo militar occidental a Ucrania, a través del suministro de armas, maniobras conjuntas o asesoría, constituyen una especie de “línea roja” para Putin. “Pero no está tan claro por dónde discurre esa línea”, apunta Kortunov: ¿Cuánta presencia militar occidental en Ucrania sería considerada inaceptable por el Kremlin?
Claridad hay, en cambio, en otro asunto: a fines de noviembre, Putin planteó otro tema para su diálogo con Biden: Rusia quiere negociar con Occidente sobre “garantías de seguridad a largo plazo”. Se trata de “garantías jurídicas” contra una ampliación de la OTAN hacia el Este. Y esa es una clara advertencia para Ucrania y Georgia, que aspiran a incorporarse a la alianza occidental.
“Deshielo moderado”
Antes de que el tema de Ucrania dominara la agenda, parecía percibirse una leve distensión en las relaciones entre Rusia y Estados Unidos. Por lo menos, desde el punto de vista ruso. El embajador ruso en Washington, Anatoli Antonov, habló a comienzos de noviembre de “un cambio positivo”. Aludió a la prolongación del tratado de reducción de armas estratégicas (START III o Nuevo START), a la cumbre de Ginebra y al diálogo sobre estabilidad estratégica y ciberseguridad allí acordado. Ambos temas deberían estar en realidad en el centro de la agenda de la teleconferencia de este martes 7 de diciembre de 2021.
Gottemoeller no cree, sin embargo, que haya un “deshielo moderado”, como ya lo describen algunos. Considera que las relaciones entre Moscú y Washington aún siguen siendo impredecibles. No obstante, estima que ambas partes están decididas a lograr un posible avance y a buscar un equilibrio, para evitar una confrontación directa.
(ers/rml)
Créditos: dw.com