Javier Amieva: El tapabocas, símbolo de poderío, arrogancia, insensibilidad y afrentosa ignorancia

Javier Amieva

Con dieciséis millones de contagios en el mundo, que fácilmente podrían llegar a 50 millones antes de la segunda oleada del virus en conjunto con las acometidas de influenza estacional que podría dejar dos millones de muertes este 2020, quizás y lamentablemente en el mejor de los casos, los más afectados en los distintos estratos económicos, serán por supuesto los más pobres, los de menos recursos, y por ende, donde la ignorancia y falta de preparación académica predomina. Estos grupos los forman aquellos que no han tenido acceso a ver cubiertos satisfactores básicos como son servicios de salud, trabajo equitativamente remunerado y entre otros, acceso a la educación; eso sería una verdadera justicia social.

Pero el espectro de la pobreza en México solo es superado por África y otros países sumidos en las tiranías de poder. “Es difícil aprender con el estómago vacío”, es cierto. Pero esto es solamente parte de un complejo problema de pobreza que afecta en el país al menos unos 30 millones de personas que no tienen techo o comparten hacinamientos.

En la Ciudad de México donde se yerguen rascacielos impresionantes y los condominios de lujo se venden hasta en seis millones de dólares también coexisten cientos de miles de viviendas donde se carece de baño y otros servicios elementales, esto se repite a lo largo y ancho de México, esto es pasto para los políticos que compran votos con dádivas y “programas sociales” selectivos.

Así, que llevado al plano de las políticas públicas, el reto para cualquier presidente será el de proporcionar estos servicios mediante programas sociales integrales y al mismo tiempo compensar incentivos al esfuerzo imperante para un proceso de superación educativa, “esto mediante políticas económicas distributivas que permitan mitigar el carácter frecuentemente asimétrico del crecimiento 2, argumenta Axel Christensen, director ejecutivo Black Rock , presidente de empresas inversionistas para América Latina y experto en finanzas.

Añade que, “la tarea nada fácil, particularmente por el riesgo de caer en las llamadas “trampas” de pobreza, donde los beneficios se van perdiendo en la medida en que se va saliendo de la situación de pobreza, y se pierde muy fácilmente la estabilidad que se va escalando”.

En otras palabras los programas sociales deben de ir de la mano con educación general y académica acorde.

Ante la falta de oportunidades y la posibilidad de recibir ayuda económica derivada de los programas sociales, a estos grupos en pobreza y en situación extrema, les lleva a creer que los líderes que tienen sabrán cómo salvarles, no tienen otra opción, creen en las palabras de sus presidentes, y más que eso, aprenden de sus ejemplos, así entramos al debatido uso del tapa-bocas durante la pandemia.

El objetivo del tapa-bocas es principalmente proteger a los demás y el objetivo de que los líderes de la nación los usen es alentar a la nación a hacer lo mismo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el presidente izquierdista de México asegura que él no lo usa porque sus especialistas en salud le dicen que no lo necesita, pero al mismo tiempo esos mismos expertos conminan a usarlo entre otras medidas para contener la pandemia.

Los científicos han sabido por generaciones que las máscaras previenen la propagación de la enfermedad, por eso los profesionales médicos las usan.

AMLO prefiere recomendar el portar imágenes religiosas en la cartera y mantener “la sana distancia” y hace escarnio de sus expertos, obligándoles a desdecirse públicamente en televisión y demostrando con ello su soberbia y arrogancia ante pobres auditorios – económicamente y académicamente por falta de oportunidades-, que llegan al punto de continuar creyendo que el virus que provoca la pandemia no existe, al fin y al cabo el líder que les brinda dádivas no usa tapa-bocas y no se ha contagiado.

Pero AMLO no es el único de su clase, Trump y su séquito de seguidores públicamente hacen lo mismo. Trump ha dicho que no utiliza cubre-bocas simplemente porque no le da la gana. El resultado del mensaje que envían al no usarlo, es que es una opción sujeta a preferencia personal y no algo que sea importante por motivos de salud en una pandemia en la que México hoy se ubica en sexto lugar de afectaciones. Entre menos medidas de protección y contención sean puestas en práctica, seguirán sufriendo los enfermos que mueren por cientos día a día y puede escalar insospechadamente en la segunda oleada técnica.

Así que los líderes, y especialmente aquellos que han utilizado métodos democráticos para llegar al poder tienen obligaciones que cumplir como proporcionar los satisfactores básicos además de seguridad para las personas, establecimiento de fuertes programas de salud pública, justicia y un entorno que brinde oportunidades para la educación y el desarrollo de los individuos.

Pero esos mismos líderes electos han decidido, hacer lo que les venga en gana, ir contra las instituciones públicas y emitir cada día decretos que minan la democracia y con ello demuestran su tiranía, arrogancia, insensibilidad y afrentosa ignorancia.

El autor es analista político en Texas, y experto en temas de la frontera México-Estados Unidos.

Foto: Cuartoscuro

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