BBVA ejecuta en Texas lo contrario de lo que predica en España: abre 15 nuevas oficinas

Las con­tra­dic­ciones del BBVA, más allá de sus frentes ju­di­ciales abiertos por el caso FG-Villarejo, ya llega hasta la propia es­tra­tegia de un grupo que ha pre­su­mido du­rante lus­tros de ser lí­deres en la re­vo­lu­ción di­gi­tal. Mientras que el banco que pre­side ahora Carlos Torres cierra ofi­cinas en España, los di­rec­tivos de su fi­lial en Estados Unidos anun­cian la aper­tura de una quin­cena de su­cur­sales en el es­tado nor­te­ame­ri­cano de Texas con el ar­gu­mento de que fa­vo­recen “la in­ter­ac­ción per­so­nal”.

La aventura estadounidense del BBVA no ha estado exenta de polémicas, pese a ser una de las grandes apuestas del anterior presidente, Francisco González (FG), que tampoco tuvo mucho tino con otros mercados internacionales como el de China, por no hablar de su gran pasión por el turco Garanti.

Sin ir más lejos, el saneamiento del fondo de comercio de BBVA USA ya ha supuesto en el primer trimestre de este ejercicio un agujero de más de 2.000 millones de euros que, junto a las provisiones de 1.433 millones por la pandemia sanitaria, hundió el beneficio trimestral en unas pérdidas de 1.792 millones de euros. Cifra histórica.

Ahora, y según consta en la página oficial del BBVA, los responsables de la filial en Estados Unidos prevén la apertura de 15 oficinas en el estado de Texas, en contraposición con la política de cierres en España.

El propio consejero delegado del grupo, Onur Genç, ya cifró en 160 clausuras de sucursales durante este año, tal y como reconoció durante la presentación de los resultados del primer trimestre en los que, desde que había ascendido a la presidencia, no había participado Carlos Torres. En esta ocasión, sí compareció de manera telemática.

BBVA, sobre bajo la presidencia de FG, se ha presentado como el banco más adelantado en toda la revolución digital, con unas apuestas en ese mundillo virtual que no siempre han sido de lo más rentables. Todo lo contrario, como ocurre con el británico Atombank, la app financiera en la que el grupo español lleva invertido varios millones de euros por las distintas ampliaciones de capital.

Relación personal

Lo más sorprendente son las consideraciones del responsable de banca minorista de BBVA, Larry Franco. “Si bien el COVID-19 ha acelerado la migración de las operaciones desde las oficinas a los canales digitales, en el corto plazo y quizás más allá, la verdad es que la banca es un negocio de personas”, afirma este directivo en el artículo subido a la página oficial del banco.

La opinión de Franco, por nombre Larry para que nadie se confunda, es diametralmente opuesta a lo que mantenía FG cuando aún estaba en la presidencia del BBVA y la del actual presidente, Carlos Torres, aunque éste último siempre ha matizado la importancia de la sucursal física bancaria.

“Conocemos la potencia del canal digital, pero también estamos convencidos de que la banca no es un negocio excluyente, sino que vincula lo digital y lo humano. La banca participa en momentos muy importantes (para sus clientes) que requieren un conocimiento más profundo. Es en esos momentos que nuestros gestores podrán ofrecer soluciones y poner en valor nuestras capacidades digitales. Es una combinación de lo mejor de los dos mundos”, continúa razonando Larry Franco.

Desde luego, a FG, más pendiente estos días de la Audiencia Nacional que de estos discursos opuestos a su concepción del negocio bancario, se le habrá tenido que erizar el vello si es que ha llegado a conocerlas. BBVA apuesta en Texas, Estados Unidos, por la sucursal física, mientras que su red mengua cada vez más en otros mercados, como el español.

Por José Luis Marco
Foto: bbva.com
Créditos capitalmadrid.com

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