La Administración Trump puso a Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo para dificultar a los demócratas la aplicación de su política de flexibilización de las sanciones contra La Habana, sostiene un experto ruso.
El Departamento de Estado de EEUU incluyó a Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo “por apoyar repetidamente actos de terrorismo internacional y dar refugio a terroristas”. Según el Secretario de Estado, Mike Pompeo, “el régimen cubano debe poner fin a su apoyo al terrorismo y al detrimento de la justicia estadounidense”.
Cinco años después de retirar a Cuba de la lista de países cómplices del terrorismo, que incluía también a la República Popular Democrática de Corea, Irán y Siria, la Casa Blanca decidió volver a incluirla en la lista, recuerda el profesor Yuri Moseikin, doctor en Economía y decano del Departamento de Economía de la Universidad de la Amistad de los Pueblos.
“¿Hay algún motivo político serio para esto? En realidad, el Departamento de Estado no ha añadido nada nuevo a esta lista salvo la habitual y repetida acusación de su negativa a extraditar a los líderes del grupo rebelde radical colombiano de izquierda, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y su apoyo a los opositores políticos del Gobierno de Washington dentro de Estados Unidos”, señaló Moseikin.
El politólogo ve dos razones principales que llevaron a la Casa Blanca a tomar esta decisión.
“Por un lado, Trump puede tener ciertas obligaciones con la influyente diáspora cubana, que en gran medida aseguró su victoria en la lucha electoral en el estado de Florida con sus votos. Y es esta diáspora la que representa la más dura oposición al régimen cubano”, explicó.
El segundo argumento, en su opinión, es que “el interés de la diáspora cubana coincide con el deseo del presidente saliente de dificultar a los demócratas la política iniciada por [el ex presidente Barack] Obama de atenuar las sanciones a Cuba y utilizar otros instrumentos para afectar la situación política interna de este país”.
El experto recordó que el Gobierno de Obama, consciente de que ningún embargo ni sanción quebrantará la determinación de los dirigentes cubanos, se dedicó a mitigar ciertas restricciones en las relaciones bilaterales.
Moseikin también llamó la atención sobre la reacción inmediata de los líderes cubanos a la decisión de la Administración Trump.
“El ministro de Asuntos Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, hizo unas duras declaraciones en las que condenó enérgicamente la decisión del Gobierno de EEUU. Es poco probable que escuchemos alguna refutación de los líderes cubanos a las acusaciones hechas [por Washington], ya que parecerían sin sentido en el contexto de la decisión tomada por Trump. Pero el hecho de que esta decisión va a socavar los contactos entre los dos países, que han empezado a desarrollarse, es seguro”, concluyó el analista.
Foto: Pixabay
Créditos: mundo.sputniknews.com