Texas Central ratifica el papel principal, en las áreas operativa y comercial, de la española
Texas Central Partners, promotora de la primera línea ferroviaria de alta velocidad de capital privado del mundo, ha despejado incertidumbre sobre el proyecto y ha firmado con Renfe el contrato que ratifica a la española como operadora de la futura infraestructura estadounidense.
La compañía que preside Isaías Táboas, presente en el proyecto desde 2018, cuando arrancó la fase de consultoría, ya es oficialmente lo que en el argot se denomina early operator del trazado que unirá las ciudades de Dallas y Houston, separadas por 386 kilómetros de distancia. Los ingresos esperados por la ferroviaria ascienden a 6.000 millones de dólares (unos 5.100 millones de euros) hasta el año 2042, duración inicial del que fue su primer gran salto a América. Posteriormente fue seleccionada como operadora en sombra del mexicano Tren Maya.
La labor ahora de Renfe, junto a la citada Texas Central, es avanzar en el diseño y modelos comercial y de operación. La experiencia en el AVE en España y el desembarco en Arabia Saudí suman a un desarrollo que es todo una hoja en blanco en EE UU, donde no se ha subido aún de la velocidad alta a la alta velocidad.
El reto de Texas Central es lanzarse a por la financiación, paso condicionado por la pandemia
Texas Central cuenta con Webuild (antes Salini Impregilo) como líder del consorcio constructor de la infraestructura. El material rodante está basado en el sistema japonés Tokaido Shinkansen, y Renfe había sido la elegida en diciembre de 2019 para los trabajos previos a la puesta en marcha y la posterior operación de la línea. Fue a través de un preacuerdo, pero el contrato estaba por rubricarse.
Con fuerte avance, previo a la pandemia, en la regulación que permite rodar en el país norteamericano a alta velocidad, el principal punto por resolver es el de la financiación.
Fondos privados
Texas Central parte con apoyo de capital japonés (300 millones de Japan Bank for International Cooperation y Japan Overseas Infrastructure Investment Corporation), pero debe levantar entre 12.000 y 15.000 millones de dólares sin recurso a la Administración estadounidense. Aunque esa aspiración de independencia fue matizada en el inicio de la actual crisis. El citado respaldo nipón acompaña la decisión de la promotora de apostar por un sistema de trenes con más de medio siglo de experiencia y que mueve casi medio millón de viajeros al día con niveles mínimos de incidencia.
Además de los 6.000 millones de dólares de cartera de ingresos que proporcionará este contrato a Renfe, y por el que también lucharon las europeas SNCF y Trenitalia, la ejecución de la línea de alta velocidad de Texas ofrece cifras impresionantes: más de 7.000 millones de dólares en aprovisionamientos de la industria local; un impacto directo de 36.000 millones en la economía; una nómina de 17.000 trabajadores durante la etapa de construcción, y 1.400 empleos directos cuando los trenes estén ya rodando.
El trazado tendrá una estación intermedia, la de Brazos Valley, y la estimación en que el viaje entre las ciudades de Dallas y Houston se lleve un máximo de 90 minutos.
Créditos: cincodias.elpais.com