México se encuentra en un momento histórico en el que las repercusiones del COVID-19 y las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos están creando grandes oportunidades para fortalecer la producción de la industria automotriz.
Dada su ubicación estratégica, su amplia red de tratados de comercio (en la que destaca el T-MEC) y el desarrollo avanzado de producción, tanto de armadores como de proveedores, México está en un lugar privilegiado para beneficiarse del concepto de nearshoring o acercamiento de cadenas de suministro.
Gracias al TLCAN y el T-MEC, la industria automotriz ha dado saltos importantes en las últimas tres décadas. Según la Asociación Mexicana de la Industria de Automotriz (AMIA), la industria actualmente da empleo directo a casi un millón de personas, y a más de tres millones de manera indirecta. La inversión directa ha superado los 35,000 millones de dólares (mdd) en los últimos cinco años.
Y aunque la industria de autopartes deja atrás el sueño de superar la producción de 100,000 mdd para este año, sigue con una base de 600 proveedores Tier 1 y 800 proveedores de Tier 2 y Tier 3. De acuerdo a la Industria Nacional de Autopartes (INA), el valor de producción podría caer un 23% a 75,000 mdd este año.
¿Cómo se puede entonces dar crecimiento a la industria automotriz, tan importante para el bienestar de la población? La consultoría Fitch Solutions recientemente calculó un índice de 59.8 puntos de un total 100 para riesgo/beneficio en la producción automotriz en México. El puntaje está arriba del promedio mundial de 50 puntos y también arriba del promedio de las Américas de 43.2. Sin embargo, vale la pena destacar que los factores más débiles que identifica Fitch son 1) costo y disponibilidad de servicios –léase energía y 2) riesgo político a largo plazo. Estos puntos contrastan con las fortalezas de la industria como 1) capacidad de manufactura, 2) volumen de producción y 3) una política industrial todavía fuerte.
Para Oscar Albín, presidente ejecutivo del INA, las tareas pendientes para que México sea competitivo como país en la producción automotriz a nivel mundial son: fomentar suministros de energía competitiva (las tarifas eléctricas en México son de alrededor del doble que las del sur de Estados Unidos), incentivos fiscales, y seguridad, pero lo primordial es lo que él llama “paz laboral” ya que las cadenas de suministro actuales tienen muy poca tolerancia para la falta de producto. Otros temas muy relevantes son la promoción del país en el extranjero y la educación.
La consultoría AT Kearney notó avances de México vs. China en sus exportaciones de 2019 hacia Estados Unidos en su llamado Reshoring Index de este año. Este reporte reconoce las ventajas competitivas de México que incluyen el recientemente implementado T-MEC, su base laboral, la ubicación geográfica con respecto a Estados Unidos, y el desarrollo de su planta industrial. Sin embargo, agrega que México necesitará mayor inversión en seguridad, caminos, puertos e infraestructura para aprovechar una mayor parte de la producción mundial a largo plazo.
Los mensajes negativos más citados de la actual administración en términos de inversión extranjera son la cancelación del aeropuerto de Texcoco y el rechazo a la construcción de la fábrica de cerveza Constellation Brands en Mexicali. Sin embargo, la desintegración de ProMéxico como instancia para promover, traer y mantener inversiones fue también muy relevante para el sector automotriz. E indudablemente esto ha dejado un hueco en la comunicación entre la industria y el gobierno que aún está por repararse.
En palabras del presidente ejecutivo de AMIA, José Zozaya, todos estos retos se resumen en la necesidad de respetar el estado de derecho, incluyendo contratos y acuerdos, ya sea entre particulares o con el gobierno, además del tema de seguridad.
Mantener canales efectivos de comunicación de alto nivel con el gobierno federal es clave para asegurar un estado de derecho y una confianza para las inversiones. Zozaya señala que la forma más rápida y fácil de traer inversión extranjera es cuidar bien la inversión ya establecida en el país, ya que la decisión de aumentar una sola nueva línea de producción de autos puede significar miles de millones de dólares de nueva inversión.
El nearshoring es una estrategia para reducir riesgos de inversión y operación, específicamente en el escenario de una guerra comercial abierta entre Estados Unidos y China, u otros eventos como la catástrofe del COVID-19. Sin embargo, para que México sea un refugio contra estos riesgos, hace falta una determinación más clara del gobierno federal y trabajar de la mano del sector privado para mejorar temas de seguridad e infraestructura, pero sobre todo, fomentar el estado de derecho.
Foto: expansion.mx
Créditos: expansion.mx