POR JAVIER AMIEVA
La semana pasada, después de las elecciones, se respiraba un aire de tranquilidad en todo México, podría decirse que en los 15 estados en donde ocurrió la contienda, las partes involucradas en el proceso sentían la satisfacción de que los resultados de la votación dejaban ver, no solo una gran participación ciudadana, sino también un sentimiento de alivio.
Y en realidad sí, todos los mexicanos sentimos el alivio que ofrece la seguridad jurídica de vivir en un país que respeta los resultados de los procesos democráticos, en este caso una elección, viendo ya conjuradas algunas de las modificaciones constitucionales de años previos que nos llevaron a este momento.
Al igual que en el 2018, los ciudadanos que votaron por los candidatos de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) o de MORENA, sentían que finalmente se acabaría la corrupción y que la alternancia, o lo inédito, les permitiría tener una mejor estructura económica que les diera una oportunidad como clases económicas bajas, estando en pobreza o desventaja, o en otros lares como en Nuevo León con Samuel García y Movimiento Ciudadano, defender lo que su emprendimiento y trabajo les ha costado tener.
Vale recordar que en el 2018, todos aquellos que no votamos por AMLO, por la razón que fuera, sentimos el desazón de perder en una contienda política porque nuestro instinto nos decía que de entrar MORENA, o AMLO a la presidencia, los fallidos esquemas de Cuba, Venezuela o incluso de Bolivia, podrían causar desajustes graves en México. Sin embargo nos sentimos aliviados por la democracia, por la contundencia de cómo había hablado el pueblo de México y de que AMLO estaba llegando al poder por un voto real aunque ya con todo el control en las cámaras.
Así, en muchos de los estados deberíamos de empujar todos por México, bajo un esquema democrático, constitucionalista, con una economía en donde imperase el trabajo e impulsar por una educación y formación académica muy necesarias.
El problema empezó cuando AMLO, ya como presidente ordenó acciones que menguaban la seguridad jurídica y la democracia, y que los Legisladores siempre ávidos de quedar bien con el presidente, declaraban sin vergüenza alguna que ellos, los legisladores como Mario Delgado y Monreal, estaban para aprobar las iniciativas del ejecutivo, así sin más ni más.
Luego vino la cancelación del aeropuerto, las entregas de proyectos a quienes se les diera la gana, la utilización del ejército, no para funciones de soporte a la población sino para ejecutar obras que corresponden más bien a las empresas civiles, la desaparición de organizaciones no gubernamentales y decenas de acciones más que han llevado al pueblo trabajador, al que ha luchado por estudiar y dar una mejor vida a sus hijos que ahora le quitaban algunos apoyos ganados y que a lo lejos la 4T, como AMLO le llama a su proyectos, les quitaría todo, hasta sus sueños de mejorar. Todo esto porque AMLO considera que todas las personas que no son pobres o menesterosas son enemigos del pueblo, sabe también que no son tan fáciles de manejar con dádivas de sobrevivencia.
Luego vino la elección intermedia del 2021, en donde todos deseamos ver a un México mejor pero no al precio de la sumisión y la pérdida de todo lo que se tiene, hasta la dignidad que merecemos vivir.
La historia se repitió y el resultado es lo que cuento al principio, el mexicano promedio se sintió a gusto de haber ganado un poco de terreno y poder seguir contando con las herramientas constitucionales y democráticas; pero el gusto no ha durado ni una semana.
AMLO, ante lo que él siente como una humillación y un derecho arrebatado a no obtener las mayorías absolutas y menos las calificadas; actúa desde su inconstitucional palestra enfrentando a los mexicanos, acusando de fraudes, de acciones en contra de “los pobres” y entonces todo esto ya lo habíamos vivido, no tiene fin. Acaso no entiende AMLO que en México queremos un país democrático y que lo que se necesita son apoyos, educación, incentivos para trabajar y no para no trabajar y que las “clases medias opositoras” como la llama son mini empresarios o empresarios que crearan fuentes de trabajo. No queremos un gobierno centralista y totalitarista pero él solo ve enemigos que no le rinden tributo a su persona.
El maestro Fernando Barbosa describió el panorama de la elección: “la oposición ganó importantes núcleos urbanos, ganó también la política de equidad de género, ya seis gobernadoras; MORENA ganó la mayoría simple y aliados en la cámara de diputados; pero la alianza opositora ganó en el congreso el hecho de imposibilitar la mayoría calificada a MORENA para reformas constitucionales
En participación ciudadana, ganó la clase media de este país al sufragar como nunca se había documentado en elecciones intermedias…Ganó el INE en credibilidad, afianzándose como buen árbitro, ¡¡¡Conductor del sufragio del mexicano de a pie, del que llega en su moto o auto, o del que llega con su chófer o toma el helicóptero para emitir su voto y regresar a casa!!!
Pero esto no es suficiente para AMLO ¡Deja-Vu!
Foto: Gobierno de México
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