Dallas — Los demócratas de Texas se reunirán en Dallas esta semana para idear la mejor manera de empujar una gran roca cuesta arriba.
En noviembre los texanos elegirán a sus dirigentes estatales y a numerosos otros funcionarios a cargos legislativos y ejecutivos.
De modo que cuando comience su convención estatal este jueves, los demócratas tratarán de lanzar a sus nominados y formular un mensaje que resuene entre la mayoría de los electores.
Pero tienen un gran problema.
Los demócratas no han ganado una elección estatal desde 1994, y los republicanos han hecho un baluarte de la oficina del gobernador, la Legislatura y la Suprema Corte de Texas.
Y aunque los demócratas han reducido el margen de sus derrotas en los últimos años, todavía tienen enfrente una batalla cuesta arriba.
Si trata de describir la dinámica política del estado, hay que saber que Texas es un estado donde los demócratas son competitivos, pero están muy lejos de ‘voltearlo’.
Los republicanos están arriba porque disfrutan de una ventaja estructural en las elecciones estatales; es decir, en una elección dada, su candidato cuenta con el respaldo de una base de electores más grande.
Los operadores políticos han calculado que la ventaja política del Partido Republicano es de entre 750,000 y 1 millón de electores en elecciones generales.
Para empezar a ganar elecciones estatales, los demócratas tienen que contrarrestar la ventaja republicana trayendo nuevos o infrecuentes votantes al electorado y proponer políticas que sean atractivas para los independientes, moderados y republicanos blandos.
Es una tarea difícil, y el incipiente conflicto entre demócratas progresistas y moderados podría dificultar un llamado a los ciudadanos fuera de la base ordinaria de su partido.
Texas fue un estado sólidamente demócrata hasta mediados de los 1990s.
Después de la época de la Reconstrucción que siguió a la Guerra Civil, los demócratas escenificaban el mayor espectáculo político en la mayoría de los pueblos texanos.
El partido tenía un ala conservadora, una moderada y otra liberal, y Texas aportó prominentes figuras al escenario nacional.
En esa larga lista destacan el coordinador de la Cámara de Representantes Sam Rayburn, el senador Lloyd Bentsen, la representante Barbara Jordan y el presidente Lyndon B. Johnson.
Cambio de bando
Los republicanos salieron ganando cuando los demócratas conservadores empezaron a abandonar el partido, migración concretada luego de la revolución que significó Ronald Reagan.
George W. Bush se convirtió en el segundo gobernador republicano de Texas desde la Reconstrucción al derrotar a la gobernadora demócrata Ann Richards en 1994.
Fe puesta en Beto
El exrepresentante federal Beto O’Rourke tratará de desbancar al gobernador republicano por dos periodos Greg Abbott para convertirse en el primer demócrata en ganar la carrera para gobernador desde la victoria de Richards en 1990.
Pero los demócratas no han suplido a los electores de tendencia conservadora que perdieron desde el cambio de polaridad política en Texas.
Sus propuestas, que fluctúan entre moderadas y muy progresistas, son un motivo de ruptura para los electores más conservadores que pueden estar buscando alternativas.
O’Rourke gozó de cierto atractivo fuera de su partido en su carrera de 2018 contra Ted Cruz, quien lo venció por 2.6 puntos porcentuales.
¿Muy liberal para Texas?
Pero su subsecuente y frustrada candidatura a la presidencia en 2020 puso al descubierto aristas liberales que podrían mermar su capacidad para interesar a algunos conservadores, como su postura sobre la inmigración y el control de armas de fuego.
Es improbable que los electores conservadores de Texas, incluso los que están descontentos con su dirigencia estatal, voten por un demócrata.
Esto significa que los demócratas tienen que sacar a votar a un mayor porcentaje de sus seguidores más confiables y buscar apoyo en otras partes. Pero cuidado: los candidatos que recurren a nuevos electores casi siempre pierden.
Aun así, la presidenta del Partido Demócrata del condado de Dallas Kristy Noble cree que en el Norte de Texas pordría estar la solución.
El condado de Dallas es firmemente demócrata, pero casi 500,000 electores, según varios estudios, no participaron en las elecciones generales de 2020.
Si los demócratas pudieran sacar a más ciudadanos a votar en las zonas urbanas… ya sé que ya ha oído eso antes.
Los demócratas llevan décadas esperando aprovechar la creciente población hispana, y tienen la esperanza de asegurar la más grande porción de ese segmento del electorado a medida que éste lentamente incorpora nuevos electores confiables.
Voto latino
Pero los republicanos texanos están redoblando sus esfuerzos por conquistar el voto hispano, especialmente en las comunidades del Sur de Texas que tradicionalmente han votado por los demócratas pero que podrían sentirse atraídos por el enfoque conservador republicano hacia la religión y la familia.
Los demócratas esperan que los texanos que quieren conservar los derechos de aborto, fortalecer los derechos electorales y que rechazan las políticas republicanas saldrán a votar en noviembre.
Pero los republicanos se sienten fuertes.
Comoquiera que sea, si los demócratas no son capaces de incorporar electores al electorado, perderán otra vez.
Algo que les complica la tarea es el presidente Joe Biden y el partido nacional.
El nivel de aprobación de Biden está muy bajo y las elecciones intermedias están próximas, y a la gente le preocupa la inflación y los altos precios de la gasolina.
Y los demócratas nacionales son pésimos para formular un mensaje, especialmente en los estados conservadores.
Los demócratas de aquí tienen que cargar con ideas de que el partido nacional es demasiado elitista y que está demasiado a la izquierda en temas como restar recursos a la policía y propuestas ambientales como el Green New Deal.
Al interior del estado, políticas de la ciudad de Austin relativas al recorte de fondos policiales no precisamente han tenido aceptación en las zonas moderadas.
Es por eso que los demócratas texanos, en su convención y no solo, tiene que articular un mensaje que tenga eco no solo en las regiones donde dominan, sino en todo el estado.
Si no pueden, la consigna será otra vez esperar hasta la próxima vez.
Por Gromer Jeffers Jr./The Dallas Morning News
Foto: Juan Figueroa / Staff Photographer
Créditos: dallasnews.com