El corredor monarca que pasa por Texas, un espectáculo único de la naturaleza en riesgo por el cambio climático

Laredo, Texas.- Cada año el tan esperado paso de las mariposas monarca que  viajan anualmente desde Canadá y migran hasta Michoacán, México para refugiarse de los fríos climas es un espectáculo único que nos regala la naturaleza, del cual, Texas es parte importante.

El estado de la estrella solitaria es ruta migratoria de al menos el 90 por ciento de estos lepidópteros de alas naranjas con negro. La mayoría vuela a lo largo del “embudo de Texas”, una especie de amplia carretera monarca que se extiende en diagonal desde áreas cercanas a Denton y llega a Austin y hasta Laredo.

A pesar de que las mariposas nunca recorren dos veces hacia el mismo destino debido a la duración de su ciclo de vida, llegan a México sin problemas debido a que navegan guiadas por el sol, pero si los días nublados aparecen, las moléculas del cerebro actúan como una brújula magnética que las mantienen en curso.

Las monarcas viajan alrededor de 2 mil millas desde las áreas de reproducción en Canadá, el noreste de los Estados Unidos, las Grandes Llanuras y el Medio Oeste de este país, un recorrido que realizan todos los años aún cuando en los últimos 20 años se ha descendido el número de ejemplares de esta especie entre un 80 y 90 por ciento. 

Desde septiembre ya se observan estos insectos en numerosos lugares de Texas mientras viajan desde zonas de hibernación en México, pero las cifras parecen haber disminuido significativamente, de 300 millones el año pasado a alrededor de 141,5 millones este año, según refirió el profesor de la Universidad Texas A&M, Craig Wilson.

Entre las principales causas que han llevado a la disminución poblacional de las mariposas monarca se encuentran la pérdida de hábitat debido a la expansión de los suburbios, los herbicidas e insecticidas, la agricultura industrial, y la tala en las zonas de invernada en Michoacán y el estado de México; el problema radica en que esta especie se alimenta y pone sus huevos en una planta denominada en México “algodoncillo”, -Asclepias  genus-, que ha disminuido su población por estas mismas causas.

Pero también, la migración de las mariposas se encuentra bajo amenaza debido al cambio climático. El impacto ya se puede ver tanto en las áreas de hibernación de México como en las de reproducción de Estados Unidos. 

Las monarcas migratorias de otoño son las que se conocen como la Generación Matusalén, es decir, las que fueron las últimas crías de la temporada de reproducción. A diferencia de las que nacen en primavera y verano que viven de tres a seis semanas, estas últimas vivirán para hacer el viaje de dos meses a México.

Al llegar finalmente a su hogar de invierno en Michoacán, las monarcas entrarán en una etapa no reproductiva llamada diapausa. Comenzarán el viaje de regreso a los criaderos del extremo Norte del continente en febrero, pero ninguno vivirá lo suficiente para llegar allí.

En cambio, las monarcas primaverales que se dirigen al norte se reproducirán, pondrán huevos en el camino de regreso y morirán. Su progenie continuará el viaje por una ruta que nunca han recorrido hacia criaderos que tampoco han conocido. Y lo harán bien.

Para revertir los impactos ambientales que han causado la disminución de este insecto, científicos, comunidad en general y gobiernos de los distintos países que recorre han realizado acciones para promover una buena gestión forestal, sin embargo hace falta un trabajo conjunto para evitar la extinción de esta especie. 

Hispanic Global News

 

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