Una fila de al menos un kilómetro de vehículos con matrícula de Texas espera para cruzar por el puente fronterizo de Matamoros. Sobre el papel, EEUU y México han prohibido el cruce de particulares, peatones y vehículos, sin una actividad esencial a realizar al otro lado de la frontera. La realidad en estos lindes es que los estadounidenses transitan a sus anchas mientras que a los mexicanos se les impide el paso.
Así lo confirma un funcionario de ese municipio que, ante el malestar por esa unilateralidad y a expensas del Gobierno federal, decidió aplicar controles policiales para denegar el acceso a los vehículos texanos con más de un pasajero. La frontera impone sus propias leyes y dinámicas, alejadas de los despachos capitalinos.
Por el puente entre Matamoros y Brownsville se observa la misma aglomeración de camiones de carga que de costumbre. EEUU y México nunca cerraron los cruces terrestres de mercancías debido a la pandemia y el tráfico de tráileres se calcula que apenas decreció un 30% en la frontera más dinámica del mundo con un valor comercial de unos 550.000 millones de euros el pasado año.
Interdependencia
Alrededor del 80% de exportaciones mexicanas van a Estados Unidos, mientras que la producción de ese país depende en gran medida de los bienes intermedios fabricados en México. “Si paramos de producir, los gringos nos cancelan el contrato y se buscan otro proveedor. Camuflamos nuestra actividad como esencial. Por ejemplo, si fabricas filtros de agua, dices que también son filtros para ventiladores hospitalarios y ya te dejan tranquilo”, confiesa bajo anonimato el propietario de una de las empresas de Matamoros, donde durante toda la cuarentena se mantuvo casi plena normalidad. Desde las siete de la mañana hay más tránsito que en la capital mexicana.
Ante la reactivación industrial en EEUU a comienzos de mayo, tanto el Gobierno de Donald Trump como 350 empresarios estadounidenses, a través de una carta dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador (Amlo), presionaron a México para acelerar su desescalada. Esto propició que en la misma semana que el país atravesaba el pico de la pandemia, Amlo anunciara la reapertura de la industria automotriz, que genera dos tercios del valor agregado de esas exportaciones.
En las ciudades fronterizas de Tijuana y Ciudad Juárez se han dado protestas de operarios de fábricas que nunca cerraron incluso pese a registrar brotes de covid-19 y varias muertes. “Consideramos que, como la población ha incumplido la cuarentena y sigue saliendo a la calle, las fábricas son el lugar más seguro para los trabajadores”, justifica el secretario municipal de Matamoros, la localidad de Tamaulipas con mayor índice de contagios y mortalidad por el virus.
Por Aitor Sáez / Matamoros (México)
Fotos CHRISTIAN CHAVEZ (AP)
Créditos elperiodico.com