Golpeada por la caída de los precios internacionales del petróleo, la pandemia ocasionada por el coronavirus, y ahora la orden ejecutiva en pro de los combustibles limpios, la industria petrolera del yacimiento Permian Basin, situado en territorios del oeste de Texas y sur de Nuevo México, enfrenta una de sus mayores crisis en la historia.
El presidente Joe Biden firmó el miércoles decretos para dejar de usar combustibles fósiles y desarrollar una economía de combustión limpia, por lo que ordenó detener las concesiones para la explotación de petróleo y gas en tierras federales, a la vez eliminando los subsidios a dichas industrias.
“No podemos esperar más” para abordar la crisis climática, declaró Biden al dirigirse al país desde la Casa Blanca. “Vemos la crisis climática con nuestros propios ojos. Lo sabemos. Es momento de actuar”.
El mandatario dijo al firmar las órdenes ejecutivas que éstas “potenciarán el ambicioso plan de nuestro Gobierno para hacer frente a la amenaza existencial del cambio climático”.
Sin embargo, el plan que dijo que traerá un millón de trabajos a la industria de las energías limpias, también conlleva un riesgo político para el presidente y los demócratas, debido a que los estados productores de petróleo, gas natural y carbón se enfrentan a la pérdida de empleos por las medidas para aumentar considerablemente el uso de energías limpias, como la eólica y la solar.
Permian Basin es la cuenca productora de petróleo más grande de los Estados Unidos y ha producido un acumulado de 28.9 mil millones de barriles de petróleo y 75 mil millones de pies cúbicos de gas natural.
De acuerdo con datos del primer cuarto del 2020, se extraen de dicha cuenca más de 4 millones de barriles de petróleo al día, que equivalen al 40 por ciento de la producción petrolera del mundo; de ahí su importancia económica para la región que se extiende en los estados de Texas y Nuevo México.
Oposición temprana
Un grupo de cuatro representantes demócratas de Texas instó al presidente Biden a rescindir su moratoria sobre los nuevos arrendamientos de petróleo y gas en tierras y aguas federales, lo que marca un cisma temprano dentro del partido mientras el nuevo presidente establece su agenda política.
“Estamos profundamente preocupados por las implicaciones de esto, ya que en el corto plazo dado el impacto de Covid-19 en las economías locales, incluida la pérdida de empleos, el aumento del déficit presupuestario y el debilitamiento de la seguridad nacional de Estados Unidos. En lo que respecta a la independencia energética estadounidense”, escribió el representante de McAllen, Vicente González, en Twitter.
En tanto, en el partido republicano, las órdenes ejecutivas tampoco fueron bien recibidas.
“Los mandatos y directivas gubernamentales que restringen nuestras industrias minera, petrolera y del gas afectan negativamente nuestra seguridad e independencia energética”, dijo la representante republicana Cathy McMorris Rodgers, perteneciente a la Comisión de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes.
La moratoria de 60 días para los permisos de perforación de petróleo y gas natural generó preocupaciones generalizadas en Texas y Nuevo México, donde el éxito de dichas industrias va de la mano al desarrollo de la región, por lo cual la gobernadora Michelle Lujan Grisham dijo que su administración está revisando la acción federal y las implicaciones fiscales a corto y largo plazo para el Estado.
“Ciertamente, todos entendemos la importancia crítica de esta industria para los resultados finales de Nuevo México y del imperativo de diversificar nuestra economía estatal y la cartera de energía”, dijo Nora Meyers Sackett, vocera de la gobernadora Lujan Grisham.
Por su parte Steve Pearce, presidente del Partido Republicano de Nuevo México, sostuvo que los trabajos de perforación estaban comenzando a repuntar en la participación estatal en el Permian Basin, pero dijo que ese repunte puede evaporarse por las órdenes del presidente Biden.
“Creo que veremos empresas que elegirán no invertir en Nuevo México y que llevarán sus trabajos y perforaciones a Texas, a solo 3 millas de distancia”, dijo Pearce sobre la colindancia de ambos estados que comparten la cuenca petrolera.
“Pueden simplemente cruzar la frontera donde no tienen tierras federales”, afirmó Pearce.
Cabe mencionar que la mitad de la producción de Nuevo México ocurre en terrenos federales y asciende a cientos de millones de dólares en regalías cada año.
“Durante su toma de posesión, el presidente Biden habló sobre unir a nuestra nación. Eliminar la perforación en tierras públicas costará los empleos a miles de neomexicanos y destruirá lo que queda de la economía de nuestro estado”, afirmó Dale Janway, alcalde de Carlsbad, Nuevo México.
“¿Cómo es que nos une eso?”, atizó Janway.
“Los esfuerzos ambientales deben ser justos y estar bien investigados, y no ser mandatos instintivos que solo dañan a un estado ya empobrecido”, afirmó.
Postura de ambientalistas
La orden ejecutiva que impulsa a las energías limpias fue recibido en medio de elogios por grupos ambientalistas, que han tratado de frenar el desarrollo de los combustibles fósiles por décadas.
“Cualquier paso hacia la reparación del programa federal de arrendamiento de petróleo y gas que no funciona es un paso en la dirección correcta”, dijo Mark Allison, director del grupo New Mexico Wild.
Por Roberto Carrillo / El diario de El Paso
Foto: The Washington Post
Créditos: diario.mx