La denominada “crisis migratoria”, que no existe, pero que fue nombrada así por los detractores del presidente Joe Biden acusa crisis al Sur de Estados Unidos (EU) en la frontera con México, sin embargo tiene una explicación meritoria.
Empero, al mismo tiempo en la frontera mexicana y como resultado de políticas del presidente de México Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y del canciller, Marcelo Ebrard, aunadas a las estrategias divisionistas de las próximas elecciones aquí en México, sí, provocan que exista una crisis que podría convertirse en el detonador separatista en el país, poniendo en peligro la unidad nacional.
Hoy, las estrategias de la administración de AMLO han logrado la meta de dividir a la sociedad, enfrentar con el resto del país a sus seguidores quienes reciben directamente del Gobierno mesadas mensuales equivalentes a lo que es el salario mínimo en México, sin más obligación que creer que eso durará eternamente y aún más durante su gobierno que asegura que va a proteger al menos el 70 por ciento de las personas en el país, lo que resulta por supuesto impensable si el mayor ingreso de divisas en el país depende de las “remesas”, a las cuales AMLO ya les está poniendo un Banco para poder mejor controlar a “los de acá y a los de allá”
Los acuerdos tomados por Ebrard y AMLO con Trump, dejaron varados por casi dos años a miles de familias que solicitaban Asilo a Estados Unidos, y México logró con Trump no un mejor trato a sus migrantes, sino simplemente que no se castigara con tarifas y aranceles a las exportaciones mexicanas y que firmara de una vez por todas el tratado comercial que Trump anuló para contar con armas para negociar con su “amigo” López Obrador.
AMLO a cambio de acatar los caprichos de Trump, le ofreció un “tercer país seguro” y recibió a todos los migrantes extranjeros, aunque después los dejó abandonados en la calle a merced de lo que organizaciones de caridad privadas pudieran brindar y creando franjas de desplazados.
El apoyo de AMLO a los estados del norte nunca llegó para hacer frente a la que hoy sí es una crisis en México, fue una oportunidad que le vino “como anillo al dedo” también para así castigar a las entidades de esta zona que hasta hoy, son gobiernos no-morenistas, y ni los ha podido subyugar por hambre-dadivas como si lo ha hecho en otros más pobres como Oaxaca y Guerrero.
Hoy AMLO está desplegando toda su maquinaria de proselitismo, pero no con programas efectivos, eso sería válido, sino que ha abandonado a los estados del norte, les ha impuesto un control castrense de efectivos, es decir todas las aduanas que aportan más del 60 por ciento del IVA al país son hoy administradas por militares a quien el presidente los controla por mandato constitucional y las amenazas a empresarios se han convertido en un terrorismo fiscal y intimidaciones de retirar capitales y pérdidas de empleos.
El ejército mexicano, a quien AMLO al principio de su mandato minimizó, hoy se ha convertido en la su mano ejecutiva. Todas las grandes obras del gobierno de México, sin que juzguemos si son útiles o inútiles, están siendo ejecutadas por esta institución, y a cambio él les ha ofrecido inmunidad adicional a niveles de los altos mandos, y para asegurarse que la tropa este contenta ya hasta ha anunciado que todos los “beneficios” derivados del Tren Maya irán a dar con ellos; así se asegura de que el ejército sea el verdugo de grupos conservacionistas y particulares que se oponen a esta obra que modificará el ya dañando hábitat ecológico del sureste de México y a su macroeconomía.
Por otro lado, y en EU, la claridad en la administración pública dentro del periodo de los primeros 100 días del Presidente Biden ha sido decente y prístina mediante comunicados oficiales y puntuales por los medios oficiales reconocidos y sin el protagonismo y propaganda de largos discursos y descalificaciones personales tipo Trump o las mañaneras, Biden si ha ido cumpliendo sus promesas.
Hoy legisladores y senadores republicanos en este país, siguen rendidos ante el brazo de Trump y acusan a Biden de que ha permitido que se desarrolle “una crisis en la frontera”, eso no existe aún como tal, pero si podría desembocar en un problema serio si Biden no limita el número de menores “no acompañados” huyendo del espectro de hambre y violencia que va escalando de Centroamérica y amenaza a México.
Los “menores-no acompañados”, es como se define a menores de edad entre 12 y 18 años que viajan solos o en grupos pero que no van con sus dos padres; la definición no es lo que la semántica indica.
Biden al retornar a las leyes y tratados internacionales de asilo, ha tenido que albergar a 13 mil menores –más del 70 por ciento acompañados de su madre u otro familiar-, en McAllen, Dallas y ciudades circunvecinas y que el departamento de seguridad interna -DHS-, indica tendrá que reubicar más al norte de este país.
¿Entonces, cómo está reaccionando la administración Biden al aumento de niños no acompañados que cruzan la frontera entre EU y México? , cuestiona la organización de la ONU para protección de Derechos Humanos, la OCHA u oficina de Administración de Derechos y Crisis Humanitarias.
En febrero, la Patrulla Fronteriza –BP-, detuvo a 9,297 “niños no acompañados”, la mayor cantidad desde mayo del 2019. Para decirlo de otra manera, en términos de detenciones en la frontera, este mes fue el cuarto más impactado por cifras de niños no acompañados de los últimos 114, según los archivos de la propia autoridad.
Posiblemente las llegadas de niños no acompañados continúen aumentando, en promedio de 400 menores por día en lo que va de marzo. Los niños no acompañados son la única población migrante que la administración Biden se niega a expulsar.
La administración Trump estaba usando recovecos legales y acuerdos con México para expulsarles hasta que un juez federal tuvo el valor de detener esta práctica en noviembre del 2020. Si bien esa resolución fue anulada en una apelación a fines de enero, la administración de Biden se ha negado a expulsar a los niños, entes vulnerables, de regreso a sus países.
Mire, el 42 por ciento de las llegadas de niños no acompañados en febrero procedían de Guatemala, el 28 por ciento de Honduras y sí, escúchelo por favor el 19 por ciento de México, el 8 por ciento de El Salvador y el 3 por ciento de otros países. Es muy posible que este 2021 sea un año récord para niños no acompañados que cruzan la frontera. La administración de Biden ya había comentado previamente que hasta 117 mil niños migrantes no acompañados podrían cruzar la frontera en el año fiscal 2021, rompiendo el récord anterior de 76 mil 020 niños en el 2019.
Así que no hay sorpresas ni crisis en el Sur de Estados Unidos sino un poco de justicia internacional; ¿Pero qué pasara en México? Las cercanas votaciones podrían presentar a AMLO otra oportunidad de oro ¿Otro anillo al dedo? Y agudizar la real crisis del Norte de México.
Ya veremos si esto ocurre así.
Foto: El País
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