Estimado lector, esta semana aprendí una importante lección de vida que marca un parteaguas, el antes y después de un México que ha sufrido, en dos años el peor retroceso en un siglo por dos razones: la actual administración de AMLO y la pandemia del Covid-19.
La pandemia, nos ha cambiado la vida, hoy, le damos un valor más justo a nuestro tiempo y a la libertad, pero aún más valioso a la salud y al inalienable derecho de que los gobernantes, tan solo por ser eso por haberse postulado y jurado administrar, tienen la obligación de velar por la salud y la seguridad de sus representados. En México esto no está sucediendo.
En México, como en otros países, incluyendo a Estados Unidos, las muertes son por decenas de miles, es cierto, pero la diferencia está en que en nuestro país no se están tomando acciones certeras contra el Covid-19, sino acoplando el discurso político necesario a la realidad para que el pueblo crea que se le mantiene atendido e informado.
Aquí, millones de mexicanos han sufrido por décadas los abusos de las autoridades, los saqueos y los robos mientras han esperado, sin resultado, mejores oportunidades para sus hijos que algunos de ellos simplemente, como atávica costumbre, parten a otro país a buscar lo que su patria no les ofrece: oportunidades como la de tener una vida digna para ellos y sus familias.
Hoy, ante la pandemia, el gobierno de México, confundido en todo lo que hace, hasta se siente con el derecho de exigir vacunas, seguridad médica para los indocumentados y trabajadores que han huido de este país por la violencia y por la falta de seguridad que los grupos del crimen organizado representan. ¿Cómo pueden esos gobernantes exigir a otro país lo que ellos no pueden otorgar a los suyos? .
Hoy la economía de México está sobreviviendo en gran parte por el dinero que esos trabajadores que se han autoexiliado, para poder dar de comer a los suyos y ni aun así, la actual administración de AMLO ha sido lo suficientemente cuidadosa de la relaciones con ese país –EU- en forma justa y adecuada, un gobierno así no puede pedir reciprocidad ni ayuda.
Hoy la nueva administración de Joe Biden, dice claramente que México o cambia sus políticas o EU tomará medidas para proteger sus intereses: “Biden ya está autorizando fondos para México y Latinoamérica”, declaró orondo AMLO, presumiendo de una buena relación con Biden; sin embargo el congreso de EU comentó: “México tiene mucho que hablar antes de que podamos empezar a enviar esos dineros”.
Los demócratas están dispuestos a defender sus intereses, no nos equivoquemos.
Hoy la administración demócrata estadounidense ha suspendido gran parte de sus programas de explotación de energías fósiles y AMLO está invirtiendo, en lugar de medicamentos, en plantas de generación de petróleo y energía sucias.
Los grupos inversionistas están cautelosos en ver qué pasa en las próximas elecciones, ya que México no está calificado como un país que ofrezca seguridad jurídica a inversionistas por las cancelaciones a los proyectos de energía a empresas estadounidenses, por el capricho del aeropuerto, por lo de Constellation y porque México ha emitido leyes que disminuyen la confianza que se había creado para en forma conjunta combatir la delincuencia internacional.
México se equivoca al golpear bajo a EU.
Ante lo anterior ¿Seguirá la economía de México basándose en la fuente de las remesas? Las Inversiones extranjeras están cautelosas, el turismo detenido por la pandemia, ¿Entonces de dónde vendrán las divisas? .
Por otro lado, en México no hay oportunidades reales para trabajar dignamente sin ser lacayos de sindicatos, o la de ser empresarios sin ser acosados por un gobierno acostumbrado a extorsionar mediante medidas burocráticas por décadas a quienes desean medrar siendo empresarios pero ante las brutales cargas fiscales terminan fracasando. En México no hay facilidades para la pequeña empresa.
Los pequeños negocios son el motor de las economías de los países desarrollados, pero en México no se les permite crecer, simplemente no se tiene oportunidad de ello por las monstruosas cargas laborales que la ley impone en formatos desproporcionados, por los abusos y extorsiones de los sindicatos, por las desmedidas multas fiscales y amenazas de cárcel a quien no pueda cumplir con las alcabalas desorbitadas en que se han convertido los impuestos.
Por décadas, y especialmente este sexenio, las autoridades no ofrecen programas a empresarios. No existe soporte para producir y así, con ello el gobierno puede recabar unos impuestos justos, que no los hay, por lo contrario se mercadea un terrorismo fiscal, inseguridad jurídica y una promesa cada mañana que el pueblo acepta por la esperanza que se les ha infundido y en esa su cándida esperanza la creen cierta.
La diarias imposiciones, errores y verborrea que se derrocha en la “mañanera” no solo son propaganda, representa una pérdida de tiempo, desinformación para los ciudadanos y emula los gobiernos socialistas fallidos que siguen brotando en Latinoamérica o en África o en cualquier lugar que la educación es relegada y postergada por la razón que sea.
Hoy millones no creen, como le sucedió a Trump, que AMLO haya dado positivo a Covid-19, sino que piensan que es una farsa más, una jugada política bajo una táctica igual que la de Trump donde existe la oportunidad de convertirse en héroe, casualmente cerca de las elecciones.
Millones de ciudadanos se han volcado a las redes sociales, unos deseando mejoría a AMLO y otros señalando que se trata de una farsa; pero todos, unos en contra de otros, México no solo está polarizado, está gravemente dividido.
La lección aprendida, como dije al iniciar esta columna, es que al escribir ya no debemos dirigirnos a las autoridades, sino a México, apelar a los mexicanos. Las autoridades han sido sordas y los oficiales de alto rango o son cómplices o están maniatados, para el caso es lo mismo.
Todos queremos ver a México como un país estable, con seguridad social medianamente aceptable, seguridad alimentaria y un esquema educativo que permita a la nueva generación tener un futuro prometedor.
¿Usted qué hará por México estimado lector?.
Foto: CEPROPIE
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