LAREDO, Texas — Como la mayoría de sus vecinos en la comunidad mayoritariamente latina en Laredo, Texas, Angelica Garza ha votado por el Partido Demócrata durante la mayor parte de su vida adulta. Su veterano representante en el Congreso, Henry Cuellar, con sus opiniones moderadas y su oposición al aborto, le facilitaba la decisión, afirmó.
Pero a medida que los nuevos candidatos demócratas en su área al sur de Texas se mostraban cada vez más liberales, Garza, una devota católica, votó por Donald Trump en 2016, más que nada por su postura contra el aborto.
Al elegir a Trump ese año y de nuevo en 2020, Garza se unió a una procesión de votantes latinos que están cambiando el tejido político del sur de Texas. En la región de Laredo, donde alrededor de 9 de cada 10 residentes son católicos, muchos electores registrados parecen motivados en gran medida por el tema del aborto.
“Estoy dispuesta a votar por cualquier candidato que esté a favor de la vida”, declaró Garza, de 75 años. “Ese es el tema más importante para mí, aunque implique no votar por un demócrata”.
En espera de unas elecciones primarias cruciales que se celebrarán en poco más de una semana, Garza está preparada para alejarse de los demócratas. Señaló un muro cubierto de figuritas folclóricas de ángeles en la tienda de arte de la que es propietaria para explicar por qué: “Son bebés, ángeles, y no creo que nadie tenga el derecho de acabar con sus vidas. Tenemos que apoyar la vida”.
Los votantes como Garza están preocupando a los líderes demócratas, cuyo control sólido e influencia en la región fronteriza entre Texas y México se ha debilitado en los ciclos electorales recientes. Los republicanos han obtenido victorias significativas en todo el sur de Texas, dominando en el condado de Zapata, al sur de Laredo, a la orilla del río Bravo, y un distrito estatal en San Antonio. También ganaron en el Valle del Río Grande, donde los condados fronterizos generaron tantos votos para Trump en 2020 que ayudaron a anular el impacto de los votantes blancos en las áreas urbanas y suburbanas del estado que votaron por Joe Biden.
Hay mucho en juego en Laredo, la ciudad más poblada del 28.° distrito congresional, donde los latinos conforman una mayoría y que abarca desde el extremo este de San Antonio e incluye una franja occidental del Valle del Río Grande. Desde que el distrito se delimitó hace casi tres décadas, el escaño lo han ocupado los demócratas.
Cuellar ha representado al distrito desde 2005. A menudo se ha ganado la simpatía de conservadores sociales y republicanos gracias a sus posturas moderadas y en ocasiones conservadoras: fue el único demócrata en el Congreso que votó en contra de una propuesta de ley presentada ante la Cámara de Representantes de Estados Unidos que habría invalidado la prohibición casi total del aborto en el estado, que entró en vigor en septiembre.
Sin embargo, ahora se encuentra en una contienda reñida contra una candidata mucho más liberal respaldada por el ala progresista del partido que incluye al senador independiente de Vermont Bernie Sanders, y a la representante demócrata de Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez. Cuellar, cuya casa fue registrada el mes pasado por el FBI como parte una investigación que ni él ni el gobierno han revelado, venció a su adversaria, Jessica Cisneros, por cuatro puntos porcentuales en 2020.
Si llega a perder las elecciones primarias del 1 de marzo ante Cisneros, una abogada de inmigración de 28 años que apoya el derecho al aborto, el camino hacia una mayoría republicana en la Cámara de Representantes bien podría pasar por el sur de Texas, ya que los republicanos prometieron emprender una campaña enfocada en valores religiosos y conservadores.
Los mensajes contra el aborto abundan en todo Laredo, ciudad sede de uno de los puertos terrestres más transitados en América del Norte y donde las misas católicas son parte fundamental de la vida cotidiana. El tema polarizador parece haberse asentado con firmeza en esta área del estado, como lo demuestran los sermones en las 34 parroquias católicas, las expresivas vallas publicitarias en las intersecciones de calles y el hecho de que la última clínica de aborto en la zona cerró hace casi 20 años.
“Mi sacerdote no les dice a las personas por quién votar, pero sí nos recuerda que votemos con nuestra conciencia católica”, relató Betty Flores, quien fue la alcaldesa de la ciudad de 1998 a 2006. Flores, amiga de antaño de la familia Bush, también se identifica como demócrata, una demócrata “de la vieja guardia”, comentó, en referencia a sus puntos de vista moderados. Aunque está en contra del aborto, dijo que no es partidaria de promulgar políticas que gobiernen los cuerpos de las mujeres.
Incluso Sylvia Bruni, lideresa del Partido Demócrata en el condado de Webb, que incluye a Laredo, afirmó que ha hecho las paces con la dualidad de su postura provida y la misión demócrata más general de ampliar la atención médica para las mujeres, incluyendo la interrupción de embarazos.
“Hablo por mí misma”, aclaró Bruni, que es católica, “pero por más provida que sea en lo personal, no creo tener el derecho de decirles a otros qué deben hacer”.
Cuellar ha retenido el escaño desde 2005 debido, en gran medida, a su postura moderada. En septiembre, cuando votó en contra de la Ley de Protección de la Salud de la Mujer, la medida que buscaba proteger el derecho al aborto, citó su crianza católica.
La medida, que fue aprobada, parece estar destinada al fracaso en el Senado. Pero el voto de Cuellar fue un guiño simbólico a su electorado conservador social, cuyos miembros pasan todos los días en su auto por carteles con imágenes de fetos que rezan: “Dios dice: ‘Todas las vidas importan’”, o de una Virgen María desconsolada que ora por aquellos que consideran abortar.
Ahora que la ley de Texas prohíbe la mayoría de los abortos después de alrededor de seis semanas de gestación, y que la Corte Suprema podría estar a punto de ratificar una ley de Misisipi que prohíbe la mayoría de los abortos después de las primeras 15 semanas de embarazo, muchos votantes del sur de Texas harán lo que sea necesario para proteger esas victorias, según declaró Eddie Lucio Jr., un senador del estado a quien a menudo se le compara con Cuellar por su postura moderada.
“No existe tal cosa como un católico a favor del derecho al aborto”, afirmó Lucio. “Hay una mayoría silenciosa que no dice nada. Pero cuando va a votar, vota por el candidato que se opone al aborto”.
Sarah Smith, de 40 años, es una de las votantes que cree que el distrito se volverá republicano solo por el tema del aborto. Smith, quien está a favor de un gobierno más pequeño —se autodefine como una liberal del siglo XIX— y tiene ascendencia tanto mexicana como británica, comentó que apoyaba las prioridades demócratas como la reforma penitenciaria, pero agregó que proteger la prohibición del aborto era su prioridad.
“Tal vez llegó el momento de que esta zona se vuelva republicana”, especuló. “Debemos hacer todo lo posible para proteger la vida”.
© 2022 The New York Times Company
Créditos: es-us.noticias.yahoo.com