La campaña de vacunación en Estados Unidos sigue tomando velocidad cada día que pasa. El millón de dosis que se administraba cada día a finales de enero se ha convertido en pocas semanas en 2,4 millones de inyecciones al día a primeros de marzo, una trayectoria prometedora que ha permitido que, un año después del comienzo de la pandemia, un 11,3% de la población del país norteamericano esté inmunizada y uno de cada tres estadounidenses haya recibido su primera vacuna.
Hay, sin embargo, nubarrones en el horizonte. La reticencia de los votantes republicanos a vacunarse, en especial los hombres, puede complicar el objetivo de alcanzar la inmunidad colectiva en el país, advierten los epidemiólogos. Una encuesta publicada este fin de semana indica que un 41% de los republicanos afirma que no piensa ponerse ninguna de las tres vacunas autorizadas en Estados Unidos (Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson, que solo precisa una dosis). El porcentaje se eleva hasta el 49% en el caso de los hombres políticamente conservadores, según el sondeo de los medios públicos PBS y NPR. Entre los votantes demócratas, solo el 10% de los encuestados indicó que no pensaba participar en la campaña de vacunación.
El dato ha hecho saltar las alarmas en la Casa Blanca. Hasta ahora, las campañas para superar las reticencias de la población se han centrado en negros y latinos, los dos grupos demográficos más escépticos respecto a la vacuna contra el coronavirus (el 25% y el 37%, respectivamente, no piensa ponérsela), pero la Administración Biden ha empezado a estudiar cómo llegar a un colectivo político aún más reacio y sobre el que, admite, tiene escasa capacidad de influencia.
“Reconocemos que, como Gobierno demócrata, con un presidente demócrata, quizás no seamos el mensajero más eficaz para comunicarnos con los simpatizantes más fieles al expresidente Donald Trump”, ha reconocido la secretaria de Prensa, Jen Psaki, que avanzó que están trabajando con líderes y grupos de la sociedad civil para hacer llegar el mensaje de la importancia de recibir la vacuna contra la covid para alcanzar la inmunidad colectiva.
Un 11,3% de los estadounidenses están totalmente vacunados, y uno de cada tres ha recibido ya una dosis
El doctor Anthony Fauci, máxima autoridad en epidemiología del país y asesor de Joe Biden, ha encontrado al candidato perfecto para convencer a los republicanos: el expresidente Trump. “Si saliera y dijera ‘id a vacunaros, es muy importante para vuestra salud, vuestra familia y el país’, sería casi inevitable que la mayoría de sus seguidores le escucharan”, sostiene.
“Hay que separar la política de cosas que son de sentido común desde el punto de vista de la salud pública”, añadió Fauci en Fox News, sorprendido y preocupado por el alto porcentaje de republicanos reacios a vacunarse. No está claro que Trump vaya a prestarse a ese objetivo. El republicano es el único de los expresidentes que no ha participado en la campaña publicitaria lanzada hace unos días, omnipresente en medios y redes.
Mientras Barack Obama, George Bush y Jimmy Carter se dejaron grabar y fotografiar recibiendo sus inyecciones, Trump se vacunó en la clandestinidad en enero, pocos días antes de dejar la Casa Blanca. La noticia trascendió este mes, después de que en un acto con votantes conservadores el expresidente animara por primera vez a los estadounidenses a vacunarse. Ese ha sido su único llamamiento hasta la fecha.
A pesar de las buenas cifras de la campaña de vacunación, la Casa Blanca sigue cuidándose mucho de caer en discursos triunfalistas. “No es el momento de relajarnos”, insistió ayer la directora del Centro de Control de Enfermedades (CDC), Rochelle Walensky. “Hemos visto imágenes de gente en sus vacaciones de primavera sin mascarilla”, criticó Walensky, que consideró igual de preocupantes los repuntes que está registrando Europa “por bajar la guardia”.
Trump es el único expresidente vivo que no ha participado en la campaña publicitaria a favor de la vacunación
El acceso a las inmunizaciones, la caída en las cifras de infecciones y muertos y el cansancio acumulado tras 12 meses de pandemia están llevando a muchos estadounidenses a cambiar su conducta y abandonar la mascarilla en un momento en que varios estados han relajado las restricciones a la vida pública. La recomendación del CDC a las personas vacunadas sigue siendo que no deben viajar, pero el pasado fin de semana la cifra de desplazamientos en avión se situó por primera vez a niveles previos al inicio la pandemia.
Por Beatriz Navarro / Washington. Corresponsal