Jemima Martínez tenía 13 años cuando su madre trasladó a su familia a Fort Worth. Era el año 2000 y la madre de Martínez estaba cada vez más preocupada por la violencia relacionada con los cárteles de drogas en la ciudad fronteriza de Reynosa, México.
La familia se sintió más segura después de mudarse al norte de Texas, pero Martínez pronto descubriría que vivir en los Estados Unidos crearía otros desafíos. Descubrió que su estatus migratorio podría afectar sus oportunidades futuras.
“Cuando nos mudamos, sabía que era indocumentada,” dijo Martínez, sentada en un comedor dentro de un edificio del centro de Dallas donde trabaja. “Sabía que no tenía un número de Seguro Social.”
Al igual que muchos inmigrantes indocumentados traídos a los Estados Unidos por un padre o un familiar, que ella consiga quedarse o no está fuera de su control. Los llamados Dreamers han vivido con la incertidumbre durante más de dos décadas – sin una solución permanente a la vista.
Sin embargo, mientras crecía, su estatus migratorio no era algo que preocupara realmente a Martínez, hasta que empezó a aplicar a universidades. Martínez se enteró de que no era elegible para la ayuda financiera federal, por lo que se inscribió en un colegio comunitario antes de transferirse a la Universidad de Texas en Arlington.
Entonces, poco después de graduarse en mayo de 2012, la administración Obama anunció un programa conocido como Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, o DACA. Martínez y otras personas que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños podían solicitar el estatus DACA, que protege temporalmente a las personas de la deportación y les permite trabajar.
Atolladero legal y político
Diez años después, DACA sigue en un limbo legal y su futuro es incierto tras un vaivén de sentencias judiciales. Está en juego la vida de más de 101,000 residentes de Texas que tienen el estatus DACA, sus familias y sus empleadores. También aumenta lo que está en juego para el Congreso, que no ha logrado encontrar una solución permanente para unos 600,000 beneficiarios de DACA en todo el país.
A principios de este mes, la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito dictaminó que DACA es ilegal, pero mantuvo el programa intacto, lo que significa que los actuales beneficiarios de DACA pueden mantener o renovar su estatus. El Quinto Circuito también le dio la razón a un tribunal inferior que prohibió la tramitación de nuevas solicitudes. El caso fue devuelto al juez del Tribunal de Distrito de Estados Unidos, Andrew Hanen en Houston, quien ha pedido a ambas partes en el litigio información adicional. También emitió una nueva orden que permite que el programa continúe para los actuales beneficiarios de DACA, pero no permite que se procesen nuevas solicitudes.
Nina Perales, vicepresidenta de litigios del Fondo México-Americano para la Defensa Legal y la Educación, o MALDEF por sus siglas en inglés, dijo que todos los que tienen el estatus DACA o son elegibles para solicitarlo, están preocupados.
Muchos creen que Hanen finalmente fallará en contra de DACA y que el caso terminará en la Corte Suprema por tercera vez.
“La situación es muy preocupante para los beneficiarios de DACA. Hemos tenido dos fallos de la corte federal sobre que DACA es ilegal porque no puede ser puesto en vigencia por un presidente,” dijo Perales. “La principal conclusión… es que le corresponde al Congreso actuar, así que el enfoque está realmente en el Congreso en este momento para hacer su trabajo con respecto a DACA y los jóvenes indocumentados.”
Implicaciones de largo alcance
Los beneficiarios de DACA como Martínez dicen que quieren que otros entiendan que fallar en contra de DACA y eliminar el programa podría tener implicaciones de gran alcance.
“Desde mi punto de vista, es como si estuviéramos creando ingresos para este país y somos muchos,” dijo Martínez. “Si eres un beneficiario de DACA, tienes que ser un ciudadano respetuoso de la ley y la razón por la que queremos un permiso de trabajo es para poder crear ganancias – para poder alquilar una casa o comprar una casa, un auto, viajar, simplemente hacer todas las cosas que crean ingresos.”
Martínez, de 35 años, es administradora de una base de datos para la organización cristiana sin fines de lucro Buckner International, que trabaja en hogares sustitutos y con familias de bajos ingresos.
Ella se llama a sí misma una “Dreamer,” un término utilizado por muchos beneficiarios de DACA. Ella dijo que está sorprendida por la cantidad de gente que no sabe lo que significa nada de esto.
“Mucha gente no sabe que si eres un beneficiario de DACA, no hay camino para la ciudadanía,” ella dijo. “Así que cómo puedes oponerte a algo que ni siquiera sabes lo que implica.”
Crecer como indocumentado
Al sur del centro de la ciudad, Sandra Avalos, de 33 años, se dedica a un trabajo para su clase de posgrado en liderazgo público en el campus de Dallas de la Universidad del Norte de Texas.
También hace malabares con diferentes trabajos. Es madre y dirige programas para padres en el Centro Nacional de Servicios Educativos de LULAC en Dallas. También fundó una organización que ayuda a los inmigrantes indocumentados a crear sociedades de responsabilidad limitada, o LLC.
Avalos tenía 7 años cuando ella y sus tres hermanos llegaron a Estados Unidos con su madre. Su padre ya estaba en Texas. Recuerda que una de las primeras cosas que hicieron sus padres fue inscribirlos a todos en la escuela.
Pero nunca se habló de lo que significaba ser indocumentado. “Simplemente lo sabíamos,” ella dijo. “La única conversación era como: ‘No llamen la atención porque eso [llamará] la atención hacia nosotros.'”
Al igual que Martínez, no fue hasta que Ávalos estaba en la escuela secundaria que comenzó a entender las implicaciones de su estatus migratorio. Asistía a una escuela de instrucción especial que animaba a los estudiantes a solicitar internados.
“Todos mis compañeros de clase conseguían [prácticas] y yo no conseguía ninguna porque me pedían el número de Seguro Social para comprobar los antecedentes,” ella dijo.
Con el tiempo, Avalos encontró unas prácticas que no requerían un número de Seguro Social. En 2015, solicitó y obtuvo el estatus DACA.
Educar al público
Hoy en día, Avalon supervisa un programa que enseña a los padres habilidades tecnológicas. Pero en el fondo de su mente, se preocupa por el destino de DACA y el de miles de personas como ella.
“Sólo el pensar en decisiones simples,” dijo Avalos. “Estando en el programa de posgrado, yo teniendo que pagar las clases de mi bolsillo, eso significa que probablemente debería empezar a considerar que tal vez no debería inscribirme para el próximo semestre.”
Por ahora, Avalos dijo que está enfocada en su trabajo, en la escuela y en educar a la gente sobre DACA.
“No importa lo que vaya a ocurrir, recuerda que existe esta comunidad,” se dice a sí misma. “Y así, ya sabes, estoy tratando de pensar eso y mantenerme positiva.”
Traducido por Maria Arce.
Stella M. Chávez
Créditos: kut.org