Ashley Brandt y su esposo esperaban con ansias su segundo bebé, y la emoción de la pareja creció cuando el primer ultrasonido reveló que esperaban gemelos idénticos. Sin embargo, la historia tomó un giro inesperado en el que las leyes existentes en Texas, tan restrictivas hacia el aborto, juegan un papel decisivo.
De acuerdo con Texas Public Radio, a las 12 semanas de gestación, Ashley acudió a un ultrasonido, y ahí el ginecólogo le dijo a la pareja que el cráneo del gemelo identificado como ‘A’ no se había desarrollado correctamente, dejando el cerebro del feto expuesto y deteriorándose, un defecto congénito fatal llamado anencefalia.
Con este resultado, no había posibilidades de que el bebé naciera vivo, y en el mejor de los casos, podría vivir unas cuantas horas, pero debido a que el tronco encefálico en sí no se había deteriorado, el gemelo ‘A’ todavía tenía funciones corporales básicas como espasmos musculares y actividad cardiaca, lo que lo hacía inelegible para la atención del aborto, según la ley de Texas.
“Pasamos de pura emoción a una profunda tristeza y terror. Esta fue la experiencia más traumatizante de mi vida y que empeoró mucho, innecesariamente, debido a estas leyes ilógicas y peligrosas”, dijo Ashley en una entrevista reciente, con la voz quebrada.
Y es que las leyes estatales sobre el aborto, como en la mayoría de los estados, no permiten anomalías letales, en las que el feto tiene cero posibilidades de sobrevivir. De esta manera, la falta de excepciones puede crear consecuencias potencialmente mortales para embarazos complicados como el de Ashley, y así, poner en peligro el parto de un bebé sano.
Si bien la experiencia de Ashley tuvo lugar unas semanas antes de que la Corte Suprema de los Estados Unidos anulara el derecho al aborto, ella y los 5.4 millones de personas en edad reproductiva que radican en Texas, ya vivían bajo una de las prohibiciones del método más restrictivas de todos los tiempos, al convertirse en ley, el Proyecto 8 del Senado, el cual prohibía la atención más allá de la actividad cardiaca embrionaria detectable, lo cual es generalmente a partir de las seis semanas.
Con esa ley, miles de personas comenzaron a buscar atención médica en otros estados del país, o incluso en ciudades en México para poder acceder a este servicio, resultando esto en una crisis de salud pública.
Ni el Proyecto de Ley 8 del Senado ni la ley desencadenante establecieron excepciones por violación, incesto o anormalidad fetal severa. La SB 8 incluyó excepciones solo para “emergencia médica” y la ley desencadenante “riesgo de muerte” o “riesgo grave de deterioro sustancial de una función corporal importante” de la paciente embarazada.
Sin embargo, los términos están tan vagamente definidos que los médicos prefieren negar el servicio a terminar en la cárcel, dejando que algunas pacientes esperen hasta que estén “al borde de la muerte” antes de que se les ofrezca la interrupción del embarazo. En muchos casos, los pacientes primero deben sufrir insuficiencia orgánica, hemorragia, sepsis u otras afecciones potencialmente mortales antes de la intervención médica.
Es así como las opciones de Ashley Brandt se redujeron; podía esperar hasta que el Gemelo ‘A’ muriera naturalmente, una perspectiva poco probable, y absorber los restos, dejando al Gemelo ‘B’ saludable. Podría abortar al gemelo ‘A’, entrar en trabajo de parto prematuro y perder a ambos bebés. El saco de líquido amniótico del gemelo ‘A’ podría aplastar al gemelo ‘B’, dejando al bebé sano con un alto riesgo de discapacidad física. O bien, podría dar a luz prematuramente pero lo suficientemente tarde como para sobrevivir, lo que significa que el gemelo ‘B’ estaría atrapado en la unidad de cuidados intensivos neonatales durante meses, mientras que el gemelo ‘A’ nacería muerto o viviría unas pocas horas como máximo.
En ese caso, Ashley dijo “La sostenemos en nuestros brazos y esperamos a que muera”.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, estas anomalías fetales afectan aproximadamente a uno de cada 33, o alrededor de 120 mil embarazos en los Estados Unidos al año, eso quiere decir que hay miles de mujeres propensas a pasar por la misma situación que Ashley sin que alguna ley las respalde.
Por Hispanic Global News
Foto: Shelby Tauber/Bloomberg
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