La reciente noticia del fallecimiento del Papa ha desencadenado una oleada de peregrinos, turistas y dignatarios de todo el mundo que convergen en Roma para rendir homenaje y participar en los eventos religiosos. Esta afluencia masiva está generando un impacto económico significativo, aunque probablemente temporal, en la capital italiana. Hoteles, hostales y alojamientos de todo tipo han experimentado un aumento drástico en sus reservas, llegando en muchos casos a la ocupación total. Los precios, en consecuencia, han tendido al alza, impulsados por la alta demanda.
El sector restaurantero también se está beneficiando enormemente de este flujo de visitantes. Restaurantes, trattorias y cafés cercanos al Vaticano y a los principales puntos de interés turístico están registrando una actividad inusualmente alta. Los comercios de souvenirs y artículos religiosos ven incrementadas sus ventas de manera considerable, con una demanda especial de recuerdos relacionados con el pontífice fallecido. Asimismo, los servicios de transporte público y privado están operando a su máxima capacidad, generando ingresos adicionales.
Sin embargo, este impulso económico se considera en gran medida coyuntural. Una vez que concluyan los funerales y el cónclave para elegir al nuevo Papa, es probable que el flujo de visitantes disminuya gradualmente hasta niveles más habituales. No obstante, este breve pero intenso periodo de actividad económica representa un respiro para muchos negocios locales y pone de manifiesto el impacto económico que pueden tener eventos religiosos de gran magnitud en ciudades como Roma.