México y el Impacto de la Desaceleración Económica en la Frontera

Desde El Paso, Texas, la perspectiva económica hacia el sur de la frontera con México revela algunas cifras preocupantes que podrían tener un eco directo en la actividad transfronteriza. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento para México, situándolas en un modesto 0.4% para 2025. Esta proyección es la más baja en América Latina y se atribuye principalmente a los efectos de las nuevas barreras comerciales impuestas por Estados Unidos, sumado a un bajo dinamismo interno de la economía mexicana.

Esta desaceleración en México es un factor relevante para El Paso debido a su rol como un importante centro de comercio y manufactura fronteriza. Menor crecimiento económico al sur significa potencialmente menos oportunidades de negocio, menor flujo de bienes y servicios, y una posible afectación en las cadenas de suministro que conectan ambos lados de la frontera. La economía de El Paso está intrínsecamente ligada a la de Ciudad Juárez y la región de Chihuahua, por lo que las perspectivas económicas mexicanas son monitoreadas de cerca.

Adicionalmente, se ha informado de una reducción del 3.7% en el gasto público de México durante el primer trimestre de 2025. Este recorte en el gasto gubernamental puede impactar en la inversión en infraestructura y programas sociales, lo que a su vez podría repercutir en el poder adquisitivo y la actividad económica en las regiones fronterizas. La combinación de menor crecimiento y menor gasto público presenta un doble desafío para la economía mexicana, con posibles efectos colaterales para sus vecinos del norte.

A pesar de estos desafíos, la dinámica económica de la frontera es compleja y se ve influenciada por múltiples factores. Para El Paso, la clave estará en la capacidad de su sector manufacturero y logístico para adaptarse a estas condiciones cambiantes, así como en la resiliencia de las relaciones comerciales binacionales. La ciudad fronteriza continuará siendo un termómetro de la relación económica entre Estados Unidos y México, reflejando tanto las oportunidades como los retos que surgen en esta compleja interacción.