Texas continúa destacando como uno de los motores económicos de Estados Unidos. Durante el primer semestre de 2025, el estado registró un crecimiento económico del 3.1 %, superior al promedio nacional, impulsado por mayores niveles de inversión extranjera, expansión del empleo y dinamismo en sectores clave como energía, manufactura y tecnología.
Una de las razones principales detrás del repunte es el fortalecimiento del mercado laboral. Según datos recientes, Texas generó más de 45,000 nuevos empleos solo en mayo, especialmente en Houston, Austin y Dallas. Además, el estado ha captado la atención de corporaciones que trasladan operaciones desde California y Nueva York, atraídas por los beneficios fiscales y el ambiente empresarial favorable.
El sector energético también ha recuperado terreno. A pesar de la transición global hacia fuentes limpias, el petróleo y el gas natural siguen siendo pilares de la economía texana. En los últimos meses, el precio del barril de crudo West Texas Intermediate (WTI) ha subido más de un 8 %, lo que ha generado mayores ingresos fiscales y ha incentivado nuevas perforaciones.
Además, el comercio con México —gracias al TMEC y a los cruces fronterizos como El Paso, Laredo y McAllen— sigue siendo una fuente clave de actividad económica. Las exportaciones texanas hacia el sur han aumentado un 5.7 % en lo que va del año, destacando productos electrónicos, automotrices y maquinaria. Con este panorama, Texas no solo se consolida como un actor clave dentro de EE. UU., sino como un nodo estratégico en el comercio global.
