En una reunión sorpresiva pero estratégica, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, acordaron reforzar la implementación del T-MEC como pilar del crecimiento regional. El encuentro se centró en la necesidad de estabilizar el comercio frente a los cambios políticos que ambos países enfrentan.
Ambos líderes reconocieron los beneficios que el tratado ha traído a sus respectivos sectores manufactureros, agrícolas y tecnológicos. En el caso de México, el T-MEC ha permitido atraer inversiones clave a estados como Nuevo León, Querétaro y Jalisco.
Durante la reunión, se instruyó a los equipos económicos de ambos gobiernos a establecer una mesa permanente de trabajo para revisar los compromisos del tratado y corregir cualquier desequilibrio que afecte a sus sectores productivos.
Para Sheinbaum, esta es una oportunidad de mostrar liderazgo económico en su primer año de gobierno. Para Trump, representa un intento de mostrar apertura con México tras años de tensiones durante su primera administración.
Ambas partes coincidieron en que fortalecer el T-MEC no solo es una prioridad bilateral, sino una señal de estabilidad para los mercados globales. Si logran materializar acuerdos técnicos, podría marcar el inicio de una nueva etapa de cooperación norteamericana.
